Nos levantamos a las 08,30 h después de que sonase el
despertador por última vez durante este viaje.
Ya habíamos dejado preparado todo la noche anterior, en cuanto a las
maletas, puesto que hacemos el check out ya, aunque vayamos a pasar el día
completo aún en la ciudad ya que el vuelo no sale hasta la noche a última hora.
Dejamos las maletas abajo en recepción, en una sala
adecuada para ello, y nos vamos directamente tras desayunar nuestro zumo, café
y bollo comprado en el súper. Cogemos el
bus del hotel que nos baja hasta Tsim Tsa Tsui, y ahí nos dirigimos hacia donde
salen los ferries. Hay que andar un rato
y tenemos que preguntar puesto que hay muchas zonas diferentes desde donde
salen muchos ferries, hasta encontrar el que va para Macao.
Salen cada media hora y hay un jaleo allí enorme,
puesto que hay muchas compañías diferentes que venden tickets. Compramos un
fast boat, que es uno que va rápido y tarda una hora en llegar hasta Macao, ya
compramos ticket de ida y vuelta.
Cogeremos el de las 09,30 por la hora que es. Tenemos que pasar como si saliéramos del
país, enseñando Pasaporte, y detector y todo.
Subimos al barco, todo está muy bien organizado y va
muy rápido, en nada de tiempo nos pasan, nos suben y sale puntual, incluso es
que se llena el barco, y es muy grande. Hay mucha gente por lo que veo que va
de turismo a Macao. De nuevo hace un día
muy soleado, vamos a bastante calor.
Macao es una antigua colonia portuguesa, que
recientemente en 1999 lo recuperó China, y ahora está en un régimen especial de
una ciudad-dos sistemas. Está como Hong
Kong, bajo administración china, pero funcionan de manera propia. De hecho tienen moneda propia, el pattaca,
que tiene el mismo valor que el dólar hongkonés. Es muy conocido sobre todo por el tema de los
casinos, de hecho es como el Las Vegas asiático, incluso sus casinos me dice
Miguel facturan más. Uno de ellos salió
recientemente en la última película de 007, que es espectacular.
Llegamos a Macao, y lo primero que hacemos nada mas
llegar es coger plano de la ciudad, para poder movernos mejor. Rápido ya se nos acercan gente para ofrecerse
como guía-taxi, para llevarte a los sitios más importantes y esperarte y
explicarte, pero el precio que nos dicen es muy elevado. Así que decidimos coger un taxi normal para
ir hasta el centro, que está algo alejado del puerto y desde ahí poder
movernos.
Nada mas subirnos al taxi me pongo a puntear en el
mapa las cosas que teníamos anotadas para visitar, recomendadas, y así
organizarnos mejor. Y es que el tiempo
es oro, hemos calculado que más o menos tenemos que regresar en el ferry de las
16 o 16,30 como muy tarde, luego tenemos unas 5 horas. El taxi no tarda nada en llegar al centro y
el precio que nos cobra está muy bien, por lo cual nos damos cuenta que las
distancias allí son cercanas y podemos coger taxi en caso de andar justos. Al pagarle me da la vuelta en monedas
locales, guay, para guardarlas de recuerdo.
Nos deja en Largo de Senado, todo el centro, de hecho
es peatonal toda esa zona. Hay mucha
gente por allí y casi todos van con paraguas para combatir el sol, que pega
fuerte. Tras ver la plaza central con el Senado, nos vamos hacia el sitio
supuestamente más bonito, las ruinas de San Pablo. Está muy bien, porque al ir hacia allí vamos
por callejuelas y podemos ver como muchos edificios por esta zona mantienen el
estilo antiguo europeo (portugués). Destaca
la Iglesia de Santo Domingo. Hay muchos
puestos, muchísimas tiendas, y nos parece curioso sobre todo que constantemente
te ofrecen para probar algo que parecen tiras de carne, de diferentes tipos,
aunque no dejan de repartir a la gente, no les va a salir rentable. Lo probamos y está bueno, incluso dulce.
No tardamos nada en llegar a las Ruinas de San Pablo,
y es espectacular, la fachada, puesto que es lo único que se conserva de esta
antigua iglesia que sufrió un incendio y que solo ha mantenido esta
espectacular fachada. Solo puedo decir
una cosa: muy bonita. Al lado está la fortaleza del Monte, otro de los lugares
señalados. Era el lugar de defensa de la ciudad, amurallado, como su nombre
indica, de hecho arriba hay unos cañones, y unas vistas muy chulas. Pero el sol está azotando de lo lindo,
tenemos que ir descansando a la sombra, para no morir.
Bajamos de la Fortaleza y ya tenemos hambre, por lo
que vamos ya buscando sitio mientras callejeamos para comer. Lo único es que sólo vemos sitios de comida
asiática y la verdad es que nos apetece algo de comida occidental, yo quiero
carnaca. De repente cuando ya parecía
que teníamos que desistir, aparece un Pizza Hut. No lo dudamos, para allá que nos vamos a comer. Es muy amplio y muy bien organizado y encima
no solo tienen pizzas, también hay platos así que genial. Me pido un plato de pollo asado con patatas,
que es muy grande, mas de un cuarto que es lo que me esperaba.
Terminamos de comer, son las 13,30 h aproximadamente,
vamos bien de tiempo, porque se patea bien la ciudad. Ahora vamos a ver los casinos más importantes
de aquí, que están cerca. Son los
casinos Lisboa y Grand Lisboa. Son
espectaculares los dos, sobre todo el Grand Lisboa. Eso por la noche iluminado debe llenarse de
gente y estar precioso.
Intentamos entrar, puesto que vamos en pantalón corto
y además Miguel va en chanclas y no sabemos si se podrá. Tenemos suerte y si
que nos dejan pasar, aunque dentro no se puede hacer fotos, cosa lógica. Y dentro ya hay bastante gente jugando, mucho
turista aficionado, por la pinta que tienen “no son peces gordos”. Hay muchas, muchísimas mesas, de diferentes
juegos, cartas sobre todo. Nos movemos
por allí y vemos y nos paramos en alguna mesa para verles jugar.
Según caminamos dentro del casino vemos la zona donde
se maneja la pasta, porque aparece un cartel indicando la apuesta mínima que es
bien elevada. Ahí es donde luego por la
noche debe manejarse cantidades de espanto.
Se puede pasar desde el Grand Casino al hotel que tiene el propio
casino, que debe valer una pasta alojarse.
Y ya salimos de allí con la sensación de estar fuera de nuestro
ámbito. Miguel, que ha estado en Las
Vegas, dice que allí es como este, pero a lo bestia, con multitud de casinos
uno tras otro.
Nuestro siguiente punto de visita es la Torre de
Macao, que está bastante alejado de todo, en la punta sur de la isla, por lo
cual lo que hacemos es coger un taxi para ir hasta allá, que no nos costará
nada y estamos en un periquete, porque andando con el calor que hace sería una
estupidez. Es otra de las torres más
altas del mundo, me estoy dando cuenta que últimamente subimos a los sitios más
elevados, ya van unos cuantos.
El taxi nos deja justo en la entrada y compramos el
ticket para subir. Es algo caro por lo
que veo el venir de turismo a Macao. El
ferry ya me pareció caro el ticket de ida y vuelta, y la subida a la torre no
es que sea muy caro, pero en Hong Kong subimos gratis. Cogemos el ascensor y la planta que subimos
es más que cuando subimos en Hong Kong.
Las vistas desde arriba sin palabras, además puedes ir dando la vuelta y
ver desde todos los ángulos Macao y sus alrededores. Se ve que es pequeña Macao, hay otro par de
islas, que están unidas por puentes muy largos sobre el mar.
Descansamos un rato en lo alto de la torre, con el
aire acondicionado, y sentados mirando por los ventanales, cuando de repente
veo una cuerda gruesa y me comenta Miguel que eso es gente que hace puenting
desde lo alto de la torre, que había leído que era una actividad bastante
demandada, pero la verdad es que me cuesta creerlo, que barbaridad, con esa
altura, la gente está loca. De repente
oigo un grito y veo caer a una persona al vacío colgada por la cuerda que antes
comentaba, confirmado, la gente está loca.
Bajamos ya de la Torre y ya sólo vamos a hacer una
visita más antes de irnos para el puerto a coger el ferry y es además es algo
que está al lado, genial. Cogemos el
taxi y le pedimos que nos acerque al muelle de los pescadores, aunque no
consigue entender donde queremos ir, y tenemos que marcárselo en el mapa. Y se supone que es un lugar turístico. Cuando llegamos nos damos cuenta que es que
está cerrado, pero se puede ver algo el muelle, que es donde la gente
antiguamente se dedicaba a la pesca. Muy
cerca del muelle está otro de los casinos importantes de la ciudad, el casino
de Sands.
Desde ahí ya vamos andando hacía el puerto para coger
justo el ferry de las 16,00 h como habíamos calculado, todo perfecto. Nos ha dado tiempo a ver bien la ciudad, no
tiene tampoco mucho más, salvo que quieras jugar en los casinos claro.
Subimos al barco y sale puntual de nuevo, para echar
una cabezada en el trayecto de una hora de vuelta. Al llegar a Tsim Tsa Tsui, antes de ir al
hotel, nos acercamos a la estación de metro para devolver las tarjetas Octopus
que teníamos y es que te devuelven una parte del dinero que pagaste al
comprarla, es como una fianza. Es una
idea muy buena esta tarjeta, además te sirve no sólo para el metro, sino para
museos, entradas de otro tipo, incluso en un mcdonald o un supermercado se
puede pagar… Brillante.
Nos subimos al bus que nos lleva al hotel y tal y como
lo teníamos todo organizado y preparado, cogemos la ropa que habíamos separado
y nos subimos al ático del hotel a darnos una ducha donde la piscina, puesto
que nos dijeron que podíamos usarlas. Es
genial poder así irnos al aeropuerto tras la ducha y ponernos ropa limpia. Todo perfecto. El autobús que sale del hotel hacia el
aeropuerto es a las 20,15 así que tenemos un rato para poder estar en el hall
en internet y yo voy al super a comprar algo de bebida y algo de picoteo y así
de paso gastar el dinero que nos sobra.
Nos subimos ya al bus hacia el aeropuerto y nos
despedimos de Hong Kong, bonita ciudad, aunque para vivir un poco locura. Tenemos bastante tiempo de margen hasta que
salga el vuelo, aprovechamos para facturar las maletas, y yo para escribir un
rato lo último ya del blog. Lo de que
haya WIFI gratis en los aeropuertos es magnífico.
Miguel se va a cenar algo y yo a comprar un recuerdo
con las monedas que nos quedaban. Yo como nos dan en el avión de comer, y es
Emirates, ya no ceno nada en el aeropuerto.
Subimos al avión y al poco nos traen la cena. Sale puntual, y todo perfecto, en este primer
vuelo hasta Dubai, consigo echar una cabezada y dormir. Lo malo es que de acompañante llevo a un
chico o chica (difícil saber su sexo) joven que no para de estornudar, y estamos
todo el rato con la tontería del contagio de algún virus.
En el aeropuerto de Dubai se hace un coñazo la espera,
aprovecho para tomarme un café, y ya en la sala de espera vemos que aparece
Pepe Reina con su mujer, que va a ir en nuestro vuelo, de hecho hay gente que
se le acerca a pedir alguna foto o autógrafo.
Subimos al último vuelo y en este último traslado ya no puedo dormir,
así que me dedico a jugar a la play o ver alguna película. Al lado de Miguel se
sienta un chico australiano, que hablando con él, le dice que va a Getafe, y
como yo voy a Alcorcón que está al lado, pues ya le dice que se me acople luego
en el metro. Que tío!
Llegamos a Barajas puntual y vamos por las maletas, no
estoy muy cansado para tantas horas de vuelo y con cambio horario incluido y
demás. Tampoco tengo hambre, nos han
dado de comer dos veces en cada vuelo, y encima le dije a mama que me hiciera
comida. Al recoger las maletas me agobio
un poco porque la mía aparece de las últimas de todas. Voy para el metro acompañado del muchacho
australiano, que no para de hablar todo el rato, me viene bien para ir
practicando algo de inglés. Decidido, me
voy a apuntar a alguna academia después del verano, tengo que mejorar mi inglés
ya, si o si. No pasa ya de este año.
Y aquí se acaba esta aventura, una más. Y una aventura genial más. Bonitos lugares e inmejorable compañía. Qué suerte tengo.