Tras descansar de lujo la última noche en Ubud, suena el
despertador a las 08,00 h. El plan de hoy es ir a hacer las compras por la
mañana hasta que nos recoja Riasa al mediodía para llevarnos al aeropuerto. Iremos al mercado, que es muy grande, para ver
cosas y a regatear y comprar. Tenemos
que gastar las rupias que nos quedan, apartando el dinero que más o menos nos
llevará el tema de comer.
Bajamos a desayunar y me pongo hasta arriba, como estos
últimos días aquí.
Al final nos comentó Riasa que hay que pagar para salir de país unas tasas, cosa que no contábamos, por lo que tuvimos que separar ese dinero para abonarlo en el aeropuerto. Una vez ya aparece nuestro vuelo donde se puede facturar las maletas, vamos allí y ya nos dan nuestros billetes y pasamos el detector y abonamos las tasas de salir del país.
Es genial poder estar rodeado de naturaleza, junto a la
piscina, mientras te tomas tu desayuno.
Dejamos preparadas las maletas, y vamos al mercado a hacer
las compras, tenemos unas 3 horas ya que hemos quedado con Riasa a las 13,30
para llevarnos al aeropuerto. El avión sale algo antes de las 18,00 h. pero se
tarda unas dos horas en llegar desde Ubud al aeropuerto, para así poder ir con
tiempo.
El mercado está poniéndose en marcha cuando llegamos, hay
muchos puestos de todo tipo: souvenirs, ropa, cuadros, cerámicas y mucha
variedad. El problema es que no paran de llamarte y molestarte, no puedes ver
nada tranquilo, porque están encima tuya constantemente. No hay precio en nada, tienes que andar
preguntando y ya solo por eso se piensan que quieres comprar, y te empiezan a
bajar el precio, es un constante regatear, hay que tener mucha paciencia y
ganas, y gustarte ese “juego”.
Yo voy directo a comprar las cosas que tenía pensadas con el
dinero que me sobraba y me quedo con algo para luego por si acaso, además hay
que comer también alguna cosa antes de ir al aeropuerto o una vez allí. Al final David, tras muchos dimes y diretes,
se decide a comprar un cuadro que llevaba buscando todo el viaje, al final ese
le gustaba, y tras una ardua pelea y rebaja, se lo queda.
Tras las compras regresamos al hotel con un calor
asfixiante; antes pasamos por el supermercado a pillar alguna cosa. Hoy ha
amanecido con el día muy claro y con el sol pegando fuerte. Como hay un paseo
hasta el hotel, aprovechamos para antes de hacer el check out, darnos una
ducha.
Tras la ducha bajamos a recepción y pagamos la cuenta. Al poco llega Riasa, antes de lo que habíamos
quedado, y ya subimos las maletas y nos despedimos de Ubud y casi ya también de
Bali. Ha sido todo un acierto el
alojamiento allí, y buen lugar para partir y hacer las rutas por el resto de la
isla.
Vamos comentando con Riasa un poco de todo, veo el ajetreo
de la locura de las motos, ya uno se ha acostumbrado a conducir por la
izquierda, y llevar el volante en la derecha, no se si lo había comentado
antes, pero aquí se mueve uno de esa manera.
Llegamos al aeropuerto con tiempo de sobra. Ahora que lo veo de día me doy cuenta que
está en obras, dice Riasa que lo están ampliando. Nos despedimos con unos fuertes abrazos de
nuestro guía, también todo un acierto, totalmente recomendable. Y nos metemos al aeropuerto, aún es pronto y
no está señalado siquiera nuestro vuelo.
Pero como hay WIFI en el aeropuerto aprovechamos y también, con las
últimas rupias que nos quedan, comemos unos sándwiches y unas hamburguesas.
Al final nos comentó Riasa que hay que pagar para salir de país unas tasas, cosa que no contábamos, por lo que tuvimos que separar ese dinero para abonarlo en el aeropuerto. Una vez ya aparece nuestro vuelo donde se puede facturar las maletas, vamos allí y ya nos dan nuestros billetes y pasamos el detector y abonamos las tasas de salir del país.
Hacemos tiempo sentados en el suelo, hasta que aparece donde
está nuestra puerta de embarque para ir allá y subirnos a nuestro avión de Hong
Kong Airlines. Parece que irá lleno,
porque hay mucha gente allí, todo chinos.
Apenas hay gente occidental.
Subimos al avión y nos toca en la zona de delante, en la
parte central que son asientos de 4 personas, nosotros tres y una chinita en la
otra esquina. Me estoy dando cuenta de
primeras ya que los chinos gritan mucho, hablan muy deprisa y muy alto, y todos
a la vez, en un rato ya me han puesto dolor de cabeza, además son muy
maleducados y muy cerdos.
Salimos en hora, intento echar una cabezada y cuando parece
que voy cogiendo un poco el sueño, vienen a darnos la comida. Es pollo con arroz y verdura, que no está muy
allá, el pollo y el arroz si, que es lo que como. Luego aparte zumo de naranja, la fruta que si
me como y una cosa que no sé que es que no me gusta. Ya posteriormente me cuesta volver a
dormirme, así que paso el rato viendo una película, Ratatouille, en inglés, y
con varios juegos: tetris, etc.
Tampoco es cuestión de dormir todo el rato, puesto que
llegaremos a Hong Kong a la hora de acostarse, a ver si luego no voy a poder
dormir. El avión llega sobre las 22,30
h. y vamos directamente a por las maletas tras pasar por el control de
pasaporte típico. Recogemos las maletas
y directos al metro, como ya tenemos la tarjeta Octopus, entramos directamente
y el Airport Express y enlazamos con el metro para ir a la línea roja hasta la
estación donde esta nuestro hotel.
Cuando vamos a salir del metro la tarjeta no nos deja y es
que tenemos que recargarla porque se nos acabó el crédito, por lo que le
metemos dinero. Salimos del metro y
vamos hacia el hotel. Menuda bofetada de
calor según sales a la calle. Tras caminar unos 10 minutos con las maletas
llegamos al hotel Metropark, no está al lado de la boca de metro. Es un hotel enorme, de 4 estrellas, y tiene
muy buena pinta, de estos que los botones te abren la puerta de entrada al
llegar. En recepción nos dan las
tarjetas de la habitación, nos explican lo básico y la clave Wifi, subimos al
dormitorio y está bien, nos gusta.
Además tiene piscina en el ático que cierran a las 22,00 h. Guay. Nuestra habitación está en la planta
14.
Ya es bastante tarde por lo cual nos damos una ducha y a
dormir, que hay que descansar para ir a patearse la ciudad al día siguiente. Lo poco que he visto de la ciudad, puesto que
era de noche, es que hay edificios muy altos y muy poca gente a estas horas de
la noche por la calle. Nos acostamos sobre las 01,00 h.
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