Esta vez nos levantamos un poco mas tarde, a las 07,30 h
para bajar a desayunar nuevamente al aire libre, en la terraza donde la
piscina. No parece que haya mucha gente
alojada en el hotel, aunque como todo está tan tranquilo, cualquiera sabe.
Nuevamente coloco el mapa para poder verificar las zonas que visitamos, hoy iremos de nuevo a la zona este.
Nuevamente he descansado y dormido muy bien, como cada noche
en este hotel, estamos muy contentos con el alojamiento en Ubud. Hoy será
nuestro último día completo y día de ruta aquí. Llega temprano de nuevo Riasa y nos saluda
alegre y sonriente como cada día. Es muy afable. La lástima es que con el tema de la crisis
que tenemos dice que últimamente no tiene muchos clientes, que espera que para
la temporada alta, a partir de junio, se anime la cosa, porque no le ha escrito
mucha gente.
Nos subimos al vehículo y la primera parada será ir a ver
las Danzas Barong, a un pueblo cercano, en Batubulan. Antes pasamos para que David deje para enviar
una postal y también pasamos por un mercado de un pueblo que nos viene bien de
camino, para ver si Miguel encuentra una cosa que le había encargado un amigo. Aunque
no lo encuentra, la verdad es que el mercado está muy bien, me sirve para ir
echando un ojo para ver que cosas puedo llevarme de allí.
Llegamos al pueblo donde va a comenzar la representación a
las 09:30 h. Dura una hora la función y cuesta 80.000 rupias. Nos sentamos en primera fila y suena la música
y comienza el espectáculo. Es como una
especie de representación que mezcla la cultura, la historia, la tradición y la
mitología de Balí. Aunque la verdad es
que nos decepciona un poco, es algo soso. De hecho Riasa no era algo que nos
recomendase, pero como nosotros lo veíamos anunciado en todas las guías y en
todos los tours, y como teníamos tiempo de sobra decidimos verlo, ya el tercer
día.
Tras la función cogemos el coche y vamos hacia un pequeño
pueblo costero que se llama Kusamba, que está en dirección a Padang Bai, donde
cogimos el barco para ir a las islas Gili. Tras algo mas de media hora de carretera
llegamos a este pequeño pueblo pesquero, donde hay muchas barcas y donde nos va
a enseñar como están limpiando todo el pescado y lo van echando en cestos con
sal y lo preparan para llevarlo a los mercados. El olor es fuerte y la verdad es que no se ve
mucha higiene por allí, pero es un pueblo muy pobre.
Nos subimos al coche y salimos de allí, y me fijo que una
cosa es curiosa, siempre que dejamos el vehículo en cualquier lugar turístico,
siempre hay una persona que se encarga de vigilar los coches aparcados, será
como un puesto, y cuando nos marchamos siempre Riasa da un billete de 5.000
rupias (unos céntimos de euro) por esa labor.
Continuamos la ruta a ver la cueva de murciélagos de Goa
Lawah, que está muy cerca, casi al lado. Pagamos por la entrada 6.000 rupias y entramos
a verlo y tenemos que ponernos el "sarong" o la falda, para poder entrar. Al acercarnos nos quedamos
anonadados de la cantidad de murciélagos que hay en el techo, de hecho no se
puede entrar en la cueva, nunca se ha adentrado nadie, únicamente a lo que es
justo la entrada, pero no al fondo de la cueva.
Realmente a mi me da algo de asco, ver tanta cantidad de
murciélagos y huele bastante fuerte. Al
salir de nuevo las mujeres se te acercan para venderte de todo: comida,
colgantes, etc. Una consigue liar a
Miguel para que le compre algo.
Tras la visita a la cueva, tenemos ahora un buen trayecto en
coche hasta Tirtagangga, que es la próxima visita. Allí es donde comeremos. Tardamos una hora en
llegar y vamos lo primero al comedor, que ya son las 13,00 h y hay hambre. Se come bien, barato y al aire libre. Como un plato típico balines, con un poco de
todo: arroz, carne, salsa que pica un poco y verdura.
Vamos a ver las piscinas reales que hay en Tirtagangga, que
significa que es agua sagrada del río Ganges. Tiene parte que es manantial
donde se bañan turistas, y luego aparte hay una zona donde puedes echar de
comer a unos peces de tamaños enormes, pasando sobre una especie de pasarela de
círculos sobre el agua.
Tal y como nos dice Riasa, eso recuerda al programa de antaño
de humor amarillo. De nuevo hace un día soleado, alguna nube de cuando en
cuando, pero buena temperatura una vez más. Da pena que se va terminando el viaje, de hecho en
Bali solo nos queda hoy y mañana sólo hasta el mediodía que tenemos que ir ya
para el aeropuerto dirección Hong Kong. Como
digo siempre, cuando más sale uno fuera, más ganas tiene de seguir conociendo más
cosas.
Nos subimos al coche y vamos a hacer la última visita del día
puesto que hoy le dijimos a Riasa de regresar antes para poder visitar el
mercado de Ubud ya que lo cierran a las 19 h y estos días anteriores siempre
regresamos cuando ya lo están cerrando. Nos dirigimos a la playa, a Amed, a unos 40
minutos de donde estamos.
Allí en Amed vamos porque Miguel quiere hacer snorkel y
poder ver un barco que hay en esa zona hundido, que un amigo suyo que estuvo
aquí de visita dijo que se podía ver, y que era muy chulo. A David y a mí no
nos llama el tema de hacer snorkel, pero como es costa y es playa, podemos
mientras estar allí bien.
Una vez hemos llegado a Amed, Riasa mas o menos sabe la zona
donde puede estar por lo que ha oído a otros turistas que ha llevado, aunque no
sabe exactamente el lugar, así que cuando nos hemos acercado se para a
preguntar. Aquello esta bastante muerto,
que poca gente hay por todos los lugares. Una vez localizamos el sitio exacto
aparcamos y Miguel va a alquilar un momento las gafas, tubo y aletas y se lanza
al agua, mientras nosotros nos tomamos algo en un bar delante de él, en la
orilla, viéndole.
Cuando esta a muy poca profundidad nos hace gestos como de
que está allí y al rato sale y nos cuenta que hay un barco hundido allí, aunque
es bastante cutre, luego leímos que era un barco de guerra japonés, de cuando
la 2º Guerra Mundial. Nos explica Miguel
que es más bonito si acaso la cantidad de peces que hay, lo que está claro es
que no parece una gran atracción turística porque Miguel es el único que hay en
el agua.
Terminamos de tomar el café y Miguel se seca y devuelve lo
alquilado para regresar ya a Ubud, en un largo trayecto de unas 2 horas. Aprovecho para echar alguna cabezada y
mientras vemos como cae de repente algo de lluvia, solo por momentos, aunque a
veces incluso fuerte. Llegamos a Ubud
cuando está empezando a anochecer, una hora antes de que se termine el mercado.
Vamos a echar un vistazo para ir tanteando que comprar,
aunque teníamos pensado ir a hacer las compras mañana por la mañana que es
nuestro último rato en Balí, hasta que al mediodía venga a recogernos Riasa
para llevarnos al aeropuerto. El mercado
esta muy bien, muchos puestos, con multitud de cosas, aunque nada tiene precio,
hay que estar preguntando todo el rato y regatear es obligatorio. De momento sólo cogemos David y yo unos imanes
a pachas.
Ya cuando van cerrando los puestos del mercado nos vamos a dar un masaje, en otro lugar diferente, para probar. Es igual, una hora, un centro que me recomendaron aquí en Ubud y la verdad es que lo dan muy bien, es con aceite relajante. Regresamos al
hotel para darnos una ducha y descansar un poco y ya ir preparando las maletas,
o yo por lo menos prefiero dejarlo organizado ya y listo todo para mañana no
perder tiempo. Una vez que hemos
terminado bajamos a cenar algo, a una pizzeria que hay al lado del hotel, para
así variar un poco en la comida.
La verdad es que es alucinante la cantidad de gente que hay
atendiendo en todos los puestos, hoteles, restaurantes.. En la pizzería aparte
de nosotros había únicamente otra pareja cenando, pues de personal había más de
10 personas, que los estuvimos contando.
En nuestro hotel, siempre andaban 5 o 6 por recepción mas luego otros
tantos por ahí merodeando, limpiando la piscina, etc.. Hablándolo con Riasa nos
dice que hay mucha gente que son aprendices, y que estos no cobran, están solo
para ir aprendiendo.
Terminamos de cenar y nos vamos al dormitorio, yo escribo un
poco y hago recuento del dinero que me queda para calcular para las compras del
día siguiente lo que dispongo, para algún souvenir. Y un rato después me acuesto a las 23,00 h.