miércoles, 29 de mayo de 2013

DIA 12 - 29 MAYO 2013 - Bali, Ubud –



Esta vez nos levantamos un poco mas tarde, a las 07,30 h para bajar a desayunar nuevamente al aire libre, en la terraza donde la piscina.  No parece que haya mucha gente alojada en el hotel, aunque como todo está tan tranquilo, cualquiera sabe.

Nuevamente coloco el mapa para poder verificar las zonas que visitamos, hoy iremos de nuevo a la zona este.


 

Nuevamente he descansado y dormido muy bien, como cada noche en este hotel, estamos muy contentos con el alojamiento en Ubud. Hoy será nuestro último día completo y día de ruta aquí.  Llega temprano de nuevo Riasa y nos saluda alegre y sonriente como cada día. Es muy afable.  La lástima es que con el tema de la crisis que tenemos dice que últimamente no tiene muchos clientes, que espera que para la temporada alta, a partir de junio, se anime la cosa, porque no le ha escrito mucha gente.


 

Nos subimos al vehículo y la primera parada será ir a ver las Danzas Barong, a un pueblo cercano, en Batubulan.  Antes pasamos para que David deje para enviar una postal y también pasamos por un mercado de un pueblo que nos viene bien de camino, para ver si Miguel encuentra una cosa que le había encargado un amigo. Aunque no lo encuentra, la verdad es que el mercado está muy bien, me sirve para ir echando un ojo para ver que cosas puedo llevarme de allí.

 


Llegamos al pueblo donde va a comenzar la representación a las 09:30 h. Dura una hora la función y cuesta 80.000 rupias.  Nos sentamos en primera fila y suena la música y comienza el espectáculo.  Es como una especie de representación que mezcla la cultura, la historia, la tradición y la mitología de Balí.  Aunque la verdad es que nos decepciona un poco, es algo soso.  De hecho Riasa no era algo que nos recomendase, pero como nosotros lo veíamos anunciado en todas las guías y en todos los tours, y como teníamos tiempo de sobra decidimos verlo, ya el tercer día.



Tras la función cogemos el coche y vamos hacia un pequeño pueblo costero que se llama Kusamba, que está en dirección a Padang Bai, donde cogimos el barco para ir a las islas Gili.  Tras algo mas de media hora de carretera llegamos a este pequeño pueblo pesquero, donde hay muchas barcas y donde nos va a enseñar como están limpiando todo el pescado y lo van echando en cestos con sal y lo preparan para llevarlo a los mercados.  El olor es fuerte y la verdad es que no se ve mucha higiene por allí, pero es un pueblo muy pobre.

 

Nos subimos al coche y salimos de allí, y me fijo que una cosa es curiosa, siempre que dejamos el vehículo en cualquier lugar turístico, siempre hay una persona que se encarga de vigilar los coches aparcados, será como un puesto, y cuando nos marchamos siempre Riasa da un billete de 5.000 rupias (unos céntimos de euro) por esa labor.

 
 
Continuamos la ruta a ver la cueva de murciélagos de Goa Lawah, que está muy cerca, casi al lado.  Pagamos por la entrada 6.000 rupias y entramos a verlo y tenemos que ponernos el "sarong" o la falda, para poder entrar.  Al acercarnos nos quedamos anonadados de la cantidad de murciélagos que hay en el techo, de hecho no se puede entrar en la cueva, nunca se ha adentrado nadie, únicamente a lo que es justo la entrada, pero no al fondo de la cueva.  

 

 

Realmente a mi me da algo de asco, ver tanta cantidad de murciélagos y huele bastante fuerte.  Al salir de nuevo las mujeres se te acercan para venderte de todo: comida, colgantes, etc.  Una consigue liar a Miguel para que le compre algo.


Tras la visita a la cueva, tenemos ahora un buen trayecto en coche hasta Tirtagangga, que es la próxima visita.  Allí es donde comeremos. Tardamos una hora en llegar y vamos lo primero al comedor, que ya son las 13,00 h y hay hambre.  Se come bien, barato y al aire libre.  Como un plato típico balines, con un poco de todo: arroz, carne, salsa que pica un poco y verdura.




Vamos a ver las piscinas reales que hay en Tirtagangga, que significa que es agua sagrada del río Ganges. Tiene parte que es manantial donde se bañan turistas, y luego aparte hay una zona donde puedes echar de comer a unos peces de tamaños enormes, pasando sobre una especie de pasarela de círculos sobre el agua.



Tal y como nos dice Riasa, eso recuerda al programa de antaño de humor amarillo. De nuevo hace un día soleado, alguna nube de cuando en cuando, pero buena temperatura una vez más. Da pena que se va terminando el viaje, de hecho en Bali solo nos queda hoy y mañana sólo hasta el mediodía que tenemos que ir ya para el aeropuerto dirección Hong Kong.  Como digo siempre, cuando más sale uno fuera, más ganas tiene de seguir conociendo más cosas.
 



 
Nos subimos al coche y vamos a hacer la última visita del día puesto que hoy le dijimos a Riasa de regresar antes para poder visitar el mercado de Ubud ya que lo cierran a las 19 h y estos días anteriores siempre regresamos cuando ya lo están cerrando.  Nos dirigimos a la playa, a Amed, a unos 40 minutos de donde estamos.
 
Allí en Amed vamos porque Miguel quiere hacer snorkel y poder ver un barco que hay en esa zona hundido, que un amigo suyo que estuvo aquí de visita dijo que se podía ver, y que era muy chulo. A David y a mí no nos llama el tema de hacer snorkel, pero como es costa y es playa, podemos mientras estar allí bien.  
 
Una vez hemos llegado a Amed, Riasa mas o menos sabe la zona donde puede estar por lo que ha oído a otros turistas que ha llevado, aunque no sabe exactamente el lugar, así que cuando nos hemos acercado se para a preguntar.  Aquello esta bastante muerto, que poca gente hay por todos los lugares. Una vez localizamos el sitio exacto aparcamos y Miguel va a alquilar un momento las gafas, tubo y aletas y se lanza al agua, mientras nosotros nos tomamos algo en un bar delante de él, en la orilla, viéndole.
 

Cuando esta a muy poca profundidad nos hace gestos como de que está allí y al rato sale y nos cuenta que hay un barco hundido allí, aunque es bastante cutre, luego leímos que era un barco de guerra japonés, de cuando la 2º Guerra Mundial.  Nos explica Miguel que es más bonito si acaso la cantidad de peces que hay, lo que está claro es que no parece una gran atracción turística porque Miguel es el único que hay en el agua.
 
 
Terminamos de tomar el café y Miguel se seca y devuelve lo alquilado para regresar ya a Ubud, en un largo trayecto de unas 2 horas.  Aprovecho para echar alguna cabezada y mientras vemos como cae de repente algo de lluvia, solo por momentos, aunque a veces incluso fuerte.  Llegamos a Ubud cuando está empezando a anochecer, una hora antes de que se termine el mercado.
 
Vamos a echar un vistazo para ir tanteando que comprar, aunque teníamos pensado ir a hacer las compras mañana por la mañana que es nuestro último rato en Balí, hasta que al mediodía venga a recogernos Riasa para llevarnos al aeropuerto.  El mercado esta muy bien, muchos puestos, con multitud de cosas, aunque nada tiene precio, hay que estar preguntando todo el rato y regatear es obligatorio.  De momento sólo cogemos David y yo unos imanes a pachas.
Ya cuando van cerrando los puestos del mercado nos vamos a dar un masaje, en otro lugar diferente, para probar.  Es igual, una hora, un centro que me recomendaron aquí en Ubud y la verdad es que lo dan muy bien, es con aceite relajante.  Regresamos al hotel para darnos una ducha y descansar un poco y ya ir preparando las maletas, o yo por lo menos prefiero dejarlo organizado ya y listo todo para mañana no perder tiempo.  Una vez que hemos terminado bajamos a cenar algo, a una pizzeria que hay al lado del hotel, para así variar un poco en la comida.
La verdad es que es alucinante la cantidad de gente que hay atendiendo en todos los puestos, hoteles, restaurantes.. En la pizzería aparte de nosotros había únicamente otra pareja cenando, pues de personal había más de 10 personas, que los estuvimos contando.  En nuestro hotel, siempre andaban 5 o 6 por recepción mas luego otros tantos por ahí merodeando, limpiando la piscina, etc.. Hablándolo con Riasa nos dice que hay mucha gente que son aprendices, y que estos no cobran, están solo para ir aprendiendo.
Terminamos de cenar y nos vamos al dormitorio, yo escribo un poco y hago recuento del dinero que me queda para calcular para las compras del día siguiente lo que dispongo, para algún souvenir.  Y un rato después me acuesto a las 23,00 h.
 
 

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